Claudia & el Ballet, uno solo, así que decidí hacer los retratos de Claudia en su terreno. Bailar, saltar, moverse, armonía, tempo, orden. Son las palabras que te vienen a la cabeza al realizar una sesión de fotografía con Claudia.
Hay ocasiones en las que planeas de principio a fin las sesiones, en este caso los retratos de Claudia mi bailarina. Y otras en las que simplemente te dejas llevar, al igual que una bailarina. Pones música y la sigues tu a ella. Calienta, comienza a moverse, estirarse, salta y sigue la música. Yo la sigo a ella.
Mientras la sigues solo piensas en no perderte, en no distraerla e intentar entrar en ese mundo de una forma sutil. Pasos, armonía, movimientos y música.
Aquí ella se siente cómoda, se siente feliz y baila. Y es que se nota cuando las personas hacen algo porque deben hacerlo o por pasión, y Claudia baila por y con pasión. Pero al final la fotografía y más aún hacer retratos para mí es captar momentos con ella, momentos más cotidianos como calentando que… no sé… un salto mortal tripe (aunque eso también estaría genial).
Aunque como ya he mencionado en ocasiones hay que desechar lo planeado e improvisar. Y es que al final la sesión se convirtió en algo más íntimo.
Aquí podéis ver la sesión de pareja de Claudia & Gonzalo donde simplemente nos fuimos a tomar unas cervezas al Madreat, donde mezclamos algo de danza, con besos, abrazos, cerveza, picoteo, mucha gente y más risas aun.
O aquí la segunda parte de esta sesión, donde nos gustó tanto la primera que sin duda repetimos en algo más intimo aún en un lugar nuevo.